En tiempos de crisis crecen las desafecciones. La miseria es tal en la universidad española, sobre todo en las nuevas generaciones de doctores, que quizá ya no les compensa la omertá. La mafia universitaria empieza a hacer aguas, la ley del silencio se agrieta. Las prebendas vitalicias escasean y las temporales también, así que los caciques ya no disponen de paños para tapar las bocas... Se incrementa el miedo.
Últimamente han aparecido varios artículos señalando esta herida. Desde este foro les damos cabida, pues son oportunidades de reflexión hoy más necesarias que nunca. Estos diagnósticos inciden en un fenómeno ya tristemente generalizado: el sacrificio de la universidad humanista en aras de un modelo neoliberal que persigue más la competividad/efectividad que la excelencia. Este retroceso globalizado, asumido en Europa en el Plan Blonia (un desmontaje del Estado de Bienestar en esta vertiente camuflado de retórica pseudopedagógica), se superpone en España al referido modelo mafioso y endogámico pata negra ibérica. Los nuevos caciques provenían en parte de una cultura antifranquista que no ha dudado en asumir el modus operandi del franquismo, corregido y aumentado bajo la apariencia democrática. Un capítulo más del timo de la Transición, especialmente sangrante porque ha hipotecado el futuro del país en una institución tan importante para garantizar su desarrollo y avance. Hay excepciones, experiencias de excelencia, pero desgraciadamente son más la excepción que una regla mayoritariamente corrompida.
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Noam Chomsky
