viernes, 23 de diciembre de 2011

Notable Pedro Murillo Serrano o la fuerza de los apellidos



La asignatura de Intervención en los servicios sociales se, plantea con el objetivo de trabajar sobre los fundamentos, tanto teóricos como  conceptuales, básicos para comprender la intervención publica en el ámbito de los servicios sociales. Me cuenta un amiguete: <<En el momento en el que empecé a cursarla, estaba bastante emocionado ya que el programa se presentaba bastante prometedo. Podría haber sido una asignatura más que enriquecedora. Por desgracia, al acabarla e integrarme al mundo laboral. Me  di cuenta de que casi todo lo que había aprendido en clase me era poco más que inútil. El problema no residía en el planteamiento de la asignatura, ni mucho menos en el marco teórico bajo. La carencia de la asignatura residía en el inútil profesor que la impartía: Pedro Murillo Serrano>>.

Pedro, es un joven Licenciado en Sociología residente en Zaragoza. Al acabar la carrera, tuvo la oportunidad de poder publicar un libro de ensayo sobre sociología del fútbol, y poco después paso a trabajar para la Universidad. El Dr. Murillo Serrano es un excelente teórico de sofá, pero nunca ha trabajado como voluntario, ni en nada relacionado con el Trabajo Social. A pesar de ello, se le asignó la responsabilidad de impartir unos contenidos que no dominaba para formar a futuros profesionales del sector. 

Al poco de preguntar un poco, y buscar entre los apellidos del resto de empleados, mi amiguete descubr que el susodicho era hijo de un antiguo decano... El honorable Eutimio Murillo Altabás,quien, además, mantenía una estrecha relación con la jefa del departamento, su cuñada por más señas (todo queda en casa). En consecuencia, al Pedro Murillo no le costó mucho acceder a un puesto de profesor en una facultad tan familiar.

En nuestra universidad el sistema hereditario se ha mantenido como práctica habitual, pues ya estaba asentado antes del franquismo. La democracia no ha hecho mucho por cambiarlo, como con tantos poderes asentados tan respetados por el consenso de la Transición. Así las cosas, no importa lo válido que seas ni la formación acreditada; si tienes un familiar o conocido en un puesto de poder podrás llegar a formar parte de su círculo. Si eres un "Don Nadie", despídete porque eso de la igualdad de derechos y oportunidades que consigna la Constitución de 1978 está para eso, para quedarse en un papel.